PEQUEÑAS SEMILLITAS
Año 8 - Número 1967 ~ Jueves
28 de Febrero de 2013
- AÑO DE LA FE -
Desde la ciudad de Córdoba
(Argentina)
Alabado sea
Jesucristo…
El rico insistió:
“Te ruego, entonces, padre, que mandes a Lázaro a casa de mi padre, porque
tengo cinco hermanos, para que, con su testimonio, evites que vengan también
ellos a este lugar de tormento”. Abrahán le dice: “Tienen a Moisés y a los
profetas; que los escuchen.
El rico contestó:
“No, padre Abrahán. Pero si un muerto va a verlos, se arrepentirán”. Abrahán le
dijo: “Si no escuchan a Moisés y a los profetas, no harán caso ni aunque
resucite un muerto”
Ilumíname Señor y toca mi corazón para que pueda
descubrirte en aquellos que pasan a mi lado y sólo se encuentran con mi
indiferencia.
Purifícame del egoísmo y de la comodidad que me encierra
en mi pequeño mundo.
La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
En aquel tiempo, Jesús dijo a los fariseos: «Era un
hombre rico que vestía de púrpura y lino, y celebraba todos los días
espléndidas fiestas. Y un pobre, llamado Lázaro, que, echado junto a su portal,
cubierto de llagas, deseaba hartarse de lo que caía de la mesa del rico pero
hasta los perros venían y le lamían las llagas.
»Sucedió, pues, que murió el pobre y fue llevado por los
ángeles al seno de Abraham. Murió también el rico y fue sepultado. Estando en
el Hades entre tormentos, levantó los ojos y vio a lo lejos a Abraham, y a
Lázaro en su seno. Y, gritando, dijo: ‘Padre Abraham, ten compasión de mí y
envía a Lázaro a que moje en agua la punta de su dedo y refresque mi lengua,
porque estoy atormentado en esta llama’. Pero Abraham le dijo: ‘Hijo, recuerda
que recibiste tus bienes durante tu vida y Lázaro, al contrario, sus males;
ahora, pues, él es aquí consolado y tú atormentado. Y además, entre nosotros y
vosotros se interpone un gran abismo, de modo que los que quieran pasar de aquí
a vosotros, no puedan; ni de ahí puedan pasar donde nosotros’.
»Replicó: ‘Con todo, te ruego, padre, que le envíes a la
casa de mi padre, porque tengo cinco hermanos, para que les dé testimonio, y no
vengan también ellos a este lugar de tormento’. Díjole Abraham: ‘Tienen a
Moisés y a los profetas; que les oigan’. Él dijo: ‘No, padre Abraham; sino que
si alguno de entre los muertos va donde ellos, se convertirán’. Le contestó:
‘Si no oyen a Moisés y a los profetas, tampoco se convencerán, aunque un muerto
resucite’».
(Lc 16,19-31)
Comentario
Hoy, el Evangelio es una parábola que nos descubre las
realidades del hombre después de la muerte. Jesús nos habla del premio o del
castigo que tendremos según cómo nos hayamos comportado.
El contraste entre el rico y el pobre es muy fuerte. El
lujo y la indiferencia del rico; la situación patética de Lázaro, con los
perros que le lamen las úlceras (cf. Lc 16,19-21). Todo tiene un gran realismo
que hace que entremos en escena.
Podemos pensar, ¿dónde estaría yo si fuera uno de los dos
protagonistas de la parábola? Nuestra sociedad, constantemente, nos recuerda
que hemos de vivir bien, con confort y bienestar, gozando y sin preocupaciones.
Vivir para uno mismo, sin ocuparse de los demás, o preocupándonos justo lo
necesario para que la conciencia quede tranquila, pero no por un sentido de
justicia, amor o solidaridad.
Hoy se nos presenta la necesidad de escuchar a Dios en
esta vida, de convertirnos en ella y aprovechar el tiempo que Él nos concede.
Dios pide cuentas. En esta vida nos jugamos la vida.
Jesús deja clara la existencia del infierno y describe
algunas de sus características: la pena que sufren los sentidos —«que moje en
agua la punta de su dedo y refresque mi lengua, porque estoy atormentado en
esta llama» (Lc 16,24)— y su eternidad —«entre nosotros y vosotros se interpone
un gran abismo» (Lc 16,26).
San Gregorio Magno nos dice que «todas estas cosas se
dicen para que nadie pueda excusarse a causa de su ignorancia». Hay que
despojarse del hombre viejo y ser libre para poder amar al prójimo. Hay que
responder al sufrimiento de los pobres, de los enfermos, o de los abandonados.
Sería bueno que recordáramos esta parábola con frecuencia para que nos haga más
responsables de nuestra vida. A todos nos llega el momento de la muerte. Y hay
que estar siempre preparados, porque un día seremos juzgados.
Rev. D. Xavier SOBREVÍA i Vidal (Sant Boi de Llobregat,
Barcelona, España)
Santoral Católico:
San Román
Abad
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San Hilario
Papa
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Fuente: Catholic.net
¡Buenos días!
Solo no puedo, te necesito, Señor
Es muy oportuno
para crecer en la fe practicar la oración de petición. Por ella permites a Dios
entrar en la trama concreta de tu vida. Sientes así la presencia y cercanía del
Señor en tus problemas cotidianos. A él no le molesta estar presente en los
mínimos detalles de tu existencia, porque te ama. Es también un camino de
sólida y auténtica humildad y sencillez.
Señor, sabes que a veces me dejo llevar por
mi vanidad, por mi codicia, por mi impaciencia, por mis ambiciones egoístas.
Cuando estoy solo recapacito y me lamento por cosas que hice o que dije, pero
luego vuelvo a caer. Hago propósitos, pero duran poco tiempo. Te pido, Señor,
que no me dejes solo con mis propias fuerzas. Necesito tu gracia, necesito los
toques de tu Espíritu para reaccionar a tiempo, necesito tu luz que me ilumine
para darme cuenta y también tu fuerza para tomar las decisiones correctas.
Quiero crecer, Señor, porque todavía tengo vida y esperanza, porque no quiero
detenerme en el camino, porque no quiero desaprovechar tus dones. Pero te
necesito a ti, invoco tu Espíritu, clamo por tu poder. Ayúdame, Señor. Amén.
La oración
humilde y confiada es el poder que Dios pone en tus manos para que, como un
niño muy sencillo, le pidas todo lo que necesitas. Pero no debes suplicarle con
desesperanza, ni con una oración agitada, como si quisieras exigirle el
cumplimiento de tus deseos. A Dios hay que dejarle ser Dios y actuar con plena
libertad. Él te ama, y sabe lo que más te conviene.
Padre Natalio
La frase de hoy
“Muchas gracias por haber venido a esta última audiencia
general de mi pontificado. Asimismo, doy gracias a Dios por sus dones, y
también a tantas personas que, con generosidad y amor a la Iglesia, me han
ayudado en estos años con espíritu de fe y humildad. Agradezco a todos el
respeto y la comprensión con la que han acogido esta decisión importante, que
he tomado con plena libertad. Desde que asumí el ministerio petrino en el
nombre del Señor he servido a su Iglesia con la certeza de que es Él quien me
ha guiado. Sé también que la barca de la Iglesia es suya, y que Él la conduce
por medio de hombres. Mi corazón está colmado de gratitud porque nunca ha
faltado a la Iglesia su luz. En este Año de la fe invito a todos a renovar la
firme confianza en Dios, con la seguridad de que Él nos sostiene y nos ama, y
así todos sientan la alegría de ser cristianos… Os suplico que os acordéis de
mí en vuestra oración y que sigáis pidiendo por los Señores Cardenales,
llamados a la delicada tarea de elegir a un nuevo Sucesor en la Cátedra del
apóstol Pedro. Imploremos la amorosa protección de la Santísima Virgen María,
Madre de la Iglesia. Muchas gracias. Que Dios os bendiga."
SS Benedicto XVI
Tema del día:
Mi adiós a un hombre bueno
Estoy escribiendo esto, horas antes que se cumpla el plazo
inexorable que ha fijado el Santo Padre Benedicto XVI para formalizar su
renuncia al papado. Cuando en Ciudad del Vaticano sean las 8 pm del jueves 28
de febrero, viviremos un hecho absolutamente inédito para muchas generaciones
de católicos: la abdicación de un Papa, cosa que no ocurría desde hace casi seiscientos
años.
Mi sensación personal, al cabo de estos casi ocho años de
pontificado, es que Benedicto XVI se ha mostrado muy lejano al panzerkardinal que los medios describían
antes de su asunción a la cátedra de Pedro. He visto durante este tiempo un
hombre sencillo, humilde, de gestos y modales suaves, casi tímido… Un hombre al
que tal vez se lo pueda calificar como “conservador” por su fuerte apego a las
normas tradicionales de la Iglesia, pero que durante estos años ha intentado
con todos los medios a su alcance y frente a todas las trabas y dificultades
que ha tenido, mantener a flote la barca de la Iglesia en medio de muchas
tormentas y llevarla a puerto seguro.
Creo que Benedicto –viejo amigo y cercano colaborador del
siempre recordado Juan Pablo II al que incluso beatificó– ha sido un hombre
bien intencionado en todos sus actos, estudioso, dedicado con fervor a su
tarea, teólogo de altísimo vuelo, conductor de la cristiandad honestamente
preocupado por los acontecimientos tan difíciles de nuestro tiempo que
inevitablemente comprometen también a la Iglesia y frente a los cuales procuró
con todas sus fuerzas físicas y espirituales hacerles frente y corregirlos…
En tiempos en que la fe retrocede en el mundo y la
Iglesia parece perder lugar y protagonismo, Benedicto XVI sacudió esa quietud
de los católicos convocando al Año de la Fe que estamos viviendo, para que sea
un “momento de gracia y de compromiso por
una conversión a Dios cada vez más plena, para reforzar nuestra fe en Él y para
anunciarlo con alegría al hombre de nuestro tiempo” (Homilía de Benedicto
XVI en la santa Misa para la nueva evangelización, 16 octubre 2011)
Pero ha sido evidente que las fuerzas físicas lo han ido
abandonando en los últimos tiempos de su pontificado y no tan solo para las
actividades de su intensa agenda, audiencias, celebraciones, viajes pastorales
y demás actividades que exigen más de lo que un hombre octogenario y de frágil
salud puede dar, sino que también me ha quedado la sensación de una cierta
soledad para hacer frente a problemas muy preocupantes que ponen en crisis a la
Iglesia en nuestros días y ante los cuales no parece haber tenido el apoyo
necesario en los círculos que lo rodean: los casos de corrupción o abusos
sexuales en diversas partes del mundo, las denuncias por manejos financieros
poco claros, las ambiciones humanas descontroladas y el tráfico de influencias
en la curia vaticana, el espionaje interno con la revelación de documentos
secretos y algunas situaciones más que tal vez sólo él conoce… frente a todo lo
cual intentó poner frenos y correcciones de rumbo, sin llegar a lograrlo o sin
que se lo permitan (lo que es más grave aún).
Por todo esto, creo que el que se retira es un hombre
honesto, sincero y agobiado por el peso de una tarea que él reconoce con
humildad no poder realizar y entonces prefiere –con generosidad y valentía– dar
un paso al costado con la esperanza que el Espíritu Santo alumbre para la
Iglesia un nuevo conductor que con vitalidad y fortaleza que Benedicto ya no
posee, pueda hacer frente a todas las situaciones que requieren de una enérgica
dirección teniendo siempre presente la brisa revitalizadora que significó el
Concilio Vaticano II.
Así es como hoy damos el adiós del papado a un hombre
bueno, que se va silenciosamente, con la mirada triste y la espalda doblada por
el peso de los años y de las situaciones que deja para su sucesor. Recemos por
Benedicto XVI para que el Señor premie sus esfuerzos y le conceda un tiempo de
retiro en oración, desde la cual también podrá servir a la Iglesia.
Amigo lector: no te sientas escandalizado en tu condición
de católico (que es también la mía). La Iglesia, nuestra Santa Madre Iglesia, fundada
por Jesús en la persona de Simón ‘Pedro’
(Mt 16, 18-19), está formada y gobernada por hombres, con todas las miserias y defectos propios de la condición
humana. Pero por encima de los hombres que la gobiernan, recordemos siempre que
el timón de la barca de Pedro lo tiene Jesús y él, desde su condición divina,
no permitirá que ningún mar embravecido la haga naufragar nunca.
Desde nuestra posición de católicos militantes,
acompañemos estos momentos tormentosos con fe en Dios y con una oración esperanzada.
Autor: Felipe de Urca
Cuaresma día por día:
Día 16º. Jueves segundo
Vocación.
El director de una película de cine está ocupado en la
tarea de escoger una actriz para protagonista de la película. Está sentado
frente a su mesa de trabajo, sobre la cual yacen desplegadas docenas de
fotografías facilitadas por los agentes cinematográficos. Al cabo de un rato,
escoge una de ellas, la contempla detenidamente y dice a su secretaria:
"Sí, éste es el tipo de mujer que necesito, llámela y cítela aquí mañana".
Ni que decir tiene que hay una inmensa diferencia entre un director
cinematográfico y Dios, entre Hollywood y el Cielo. Con todo, a través de este
ejemplo podemos hacernos una idea de la razón de ser de nuestra existencia.
Allá, en lo más profundo de la eternidad, Dios planeó el universo entero y
escogió a los protagonistas del gran argumento que habría de desarrollarse
hasta el fin de los tiempos. Ante su divina mente fueron desfilando las
fotografías de las almas ilimitadas en número que él podía crear.
Cuando se topó con tu imagen, se detuvo y dijo:
"Quiero darle mi vida a esta persona, para que sea feliz. La necesito para
que desarrolle un papel único, personal, y luego, goce de mi presencia durante
toda la eternidad... Sí, la voy a crear". Ahora ya sabes cuál es tu
misión. Eres el protagonista. De que tú hagas o dejes de hacer lo que Dios ha
pensado para ti depende que muchas personas sean felices o no, se salven o no.
Tus amigos necesitan que les ayudes a conocer a Jesús.
Madre mía, que como tú, diga a Jesús que sí en los planes
que Él tiene para mí. Señor, quiero lo que quieras, quiero cuando quieras,
quiero como quieras, quiero mientras quieras.
Coméntale a Dios con tus palabras algo de lo que has
leído, Después termina con una oración final.
P. José Pedro Manglano Castellary
Pedidos de oración
Pedimos oración por la Paz del Mundo; por la Santa
Iglesia Católica; por el Papa, los sacerdotes, diáconos, seminaristas, catequistas
y todos los que componemos el cuerpo místico de Cristo; por la unión de los
cristianos para que seamos uno, así como Dios Padre y nuestro Señor Jesucristo
son Uno junto con el Espíritu Santo; por las misiones, por nuestros hermanos
sufrientes por diversos motivos especialmente por las enfermedades, el hambre y
la pobreza; por los presos políticos y la falta de libertad en muchos países
del mundo, por la unión de las familias y la fidelidad de los matrimonios; por
el aumento de las vocaciones sacerdotales y religiosas, y por las Benditas
Almas del Purgatorio.
Pedimos oración por los docentes de Villa Ángela, Chaco,
Argentina, para que puedan solucionar sus problemas y trabajar dignamente en la
educación de la niñez. Extendemos el pedido por todos los maestros en este
tiempo de iniciación de las clases en las escuelas argentinas y de otros países
hermanos.
Pedimos oración por Martha del Valle, que vive en Buenos
Aires, Argentina, y está luchando contra un cáncer de estómago. Rogamos a la
Santísima Virgen que la acompañe y a Jesús que la fortalezca y le conceda sus
gracias sanadoras.
Pedimos oración por el eterno descanso del alma de Cristina Ivonne D., de Monterrey, Nuevo León, México, que ha partido a la casa del Padre, con sólo 32 años de vida, el pasado día 20 de este mes.
Pedimos oración por la señora Mecha K., de Buenos Aires, Argentina, afectada de parkinsonismo y secuelas de accidente cerebro vascular, con un marcado deterioro. También por Mercedes, su hija, y todo el grupo familiar que está profundamente afectado en lo emocional, para que encuentren paz y consuelo ante las enfermedades y fortaleza en Cristo para enfrentarlas.
Pedimos oración por el eterno descanso del alma de Cristina Ivonne D., de Monterrey, Nuevo León, México, que ha partido a la casa del Padre, con sólo 32 años de vida, el pasado día 20 de este mes.
Pedimos oración por la señora Mecha K., de Buenos Aires, Argentina, afectada de parkinsonismo y secuelas de accidente cerebro vascular, con un marcado deterioro. También por Mercedes, su hija, y todo el grupo familiar que está profundamente afectado en lo emocional, para que encuentren paz y consuelo ante las enfermedades y fortaleza en Cristo para enfrentarlas.
Tú quisiste, Señor, que tu Hijo unigénito soportara
nuestras debilidades,
para poner de manifiesto el valor de la enfermedad y la
paciencia;
escucha ahora las plegarias que te dirigimos por
nuestros hermanos enfermos
y concede a cuantos se hallan sometidos al dolor, la
aflicción o la enfermedad,
la gracia de sentirse elegidos entre aquellos que tu
hijo ha llamado dichosos,
y de saberse unidos a la pasión de Cristo para la
redención del mundo.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Amén
Nota de Redacción:
Para dar curso a los Pedidos de Oración es imprescindible
dar los siguientes datos: nombres completos de la persona (habitualmente no
publicamos apellidos), ciudad y país donde vive, y explicar el motivo de la
solicitud de oración. Por favor: en los pedidos ser breves y concretos y
enviarlos a pequesemillitas@gmail.com
y deben poner en el asunto “Pedido de oración”, ya que los correos que llegan
sin asunto (o con el asunto en blanco) son eliminados sin abrirlos. No se
reciben pedidos de oración a través de Facebook ni por otro medio que no sea el
correo antes señalado.
Los Pedidos de Oración se publican de lunes a sábados.
Los domingos se publican los agradecimientos por las gracias concedidas.
“Intimidad Divina”
El puesto justo
“Maldito sea aquel que fía en hombre y hace de la carne
su apoyo, y se aparta del Señor en su corazón” (Jr 17, 5). El hombre soberbio, satisfecho de sí mismo y
cerrado a Dios, hasta despreocupado de él, no puede ser objeto de las
bendiciones divinas. Jeremías lo compara a un árbol plantado en los sitios
quemados del desierto, y por eso estéril, infecundo. Es posible que prospere,
que por muchos años goce también de la vida, pero llegará un momento en que su
grandeza se derrumbará y su gloria se cambiará en llanto. El rico de la
parábola evangélica (Lc 16, 19-31), que banquetea suntuosamente mientras el
pobre Lázaro gime a su puerta, lo personifica con toda exactitud. Jesús no le
condena por el simple hecho de que posea muchas riquezas, sino porque puso en
ellas todo su corazón e hizo consistir su felicidad en disfrutarlas al máximo,
olvidándose de Dios y del prójimo. En otra ocasión Jesús dijo que era muy
difícil para los ricos salvarse (Lc 18, 24-25); con mucha frecuencia la riqueza
engendra soberbia, de donde después se deriva la falta de piedad hacia Dios y
la dureza de corazón para con el prójimo. Es raro encontrar un rico humilde. Es
humilde en medio de las riquezas quien, comprendiendo su vanidad, apoya su vida
en Dios y se considera administrador de los bienes que la Providencia le ha
confiado, para hacer partícipes de ellos a los hermanos necesitados.
Tampoco es la indigencia por sí misma la que salva a
Lázaro, sino el haberla aceptado con humildad y paciencia como venida de las
manos de Dios, y confiando siempre en él. “Bienaventurado el hombre que confía
en el Señor” (Jr 17, 7). La pobreza material es un medio de salvación cuando va
unida a la pobreza del espíritu, a la humildad del corazón. El pobre soberbio,
que se rebela contra Dios y contra la sociedad, que anida rencores y trata de
esquivar la pobreza con medios injustos y violentos, no puede identificarse con
los pobres de quienes es el reino de los cielos. En resumen, la salvación es de
los humildes, de los que reconociendo su total dependencia de Dios, aceptan de
sus manos cualquier situación, próspera o adversa –bienestar o indigencia,
felicidad o tribulaciones– sin ensalzarse y sin rebelarse. La humildad consiste
fundamentalmente en aceptar la propia condición de criaturas que nada tienen
propio, convencidos de que cuanto poseen –en el orden del ser y del obrar– lo
han recibido de Dios. En consecuencia, el hombre ni puede aprovecharse
egoístamente de los dones recibidos, ni gloriarse de ellos como de cosa propia,
y menos todavía atribuirse derechos o sentirse defraudado si la Providencia le
ha destinado una vida pobre, humilde, sin gloria.
Además, la humildad consiste en mantener dentro de los
justos límites del amor a los propios valores, que podría llevar al hombre a
considerarse más de lo que merece y a colocarse por encima de los otros. La
humildad es verdad, y por eso en las relaciones con Dios y en las relaciones
con el prójimo enseña a tomar el puesto justo, el que corresponde a los
designios divinos. Frente a Dios, actitud de pobre consciente de no tener nada
y de no poder nada sin la ayuda divina. “Sin mí no podéis hacer nada” (Jn 15,
5), dice Jesús y San Pablo comenta: “Pues Dios es quien obra en vosotros el
querer y el obrar, como bien le parece” (Flp 2, 13). Actitud, pues, de pobre,
pero de pobre confiado, sabedor de ser amado por Dios como hijo y de poder
confiar siempre en su socorro. Frente al prójimo, actitud de pobre abierto a
las necesidades ajenas, generoso en condividir con los demás sus bienes, más
dispuesto a servir que a ser servido.
Maldito quien
confía en el hombre, y en la carne busca su fuerza, apartando su corazón del
Señor: será como un cardo en la estepa, no verá llegar el bien; habitará la
aridez del desierto, tierra salobre e inhóspita. Bendito quien confía en el
Señor, y pone en el Señor su confianza: será un árbol plantado junto al agua,
que junto a la corriente echa raíces; cuando llegue el estío no lo sentirá, su
hoja estará verde; en año de sequía no se inquieta, no deja de dar fruto. Nada
más falso y enfermos que el corazón, ¿quién lo entenderá? Tú, Señor, penetras
el corazón, sondeas las entrañas; para dar al hombre según su conducta, según
el fruto de sus acciones. (Jeremías 17, 5-10)
P. Gabriel de Sta. M. Magdalena O.C.D.
Jardinero de Dios
-el más pequeñito de todos-
.