PEQUEÑAS
SEMILLITAS
Año
13 - Número 3637 ~ Sábado 21 de Abril de 2018
Desde
la ciudad de Córdoba (Argentina)
Alabado sea Jesucristo…
En
el corazón de toda la humanidad existe el gran anhelo de conocer y sentir la
presencia de Dios.
En
verdad, nadie puede ser separado de Dios, pero aun así algunos piensan que es
preciso establecer un vínculo; ansían una reunión. A menudo la gente hace
grandes esfuerzos por satisfacer exteriormente este anhelo.
La
solución consiste en volverse hacia Dios con una oración: "Dios querido,
Tu amor me llena el corazón y ahora respondo a ese amor. Mi corazón canta de
gozo; siento la calidez de Tu Presencia que me rodea suave, eternamente. Tú
conoces mis esperanzas, mis sueños, y necesidades. Los entrego a Ti y escucho,
para saber cuál es Tu maravillosa voluntad con respecto a mí. Día a día, al
rezar, tomo más conciencia de mi unidad contigo. ¡Qué estupenda es la sensación! Gracias, Dios".
Saber
que soy uno con Dios satisface las ansias de mi corazón.
¡Buenos días!
Inesperada reacción
La
anécdota que te presento hoy ilustra muy bien, que no pocas veces nos dejamos
llevar por sospechas desprovistas de toda base real. Permitimos que vuele la imaginación
y hacemos suposiciones que perjudican nuestras relaciones humanas. Una mente
amplia y sin prejuicios es señal de gran nobleza de corazón.
En cierta ocasión invitaron al insigne y culto Juan
Kieran a dar una conferencia en la famosa Universidad de Yale. En esa época
Kieran era cronista deportivo del Times de Nueva York, y hubo alguna
resistencia entre los estudiantes, pues pensaban que la charla de un redactor
deportivo no era adecuada al ambiente humanista y clásico de la Universidad.
Kieran rebatió sencillamente estas prevenciones y quejas, improvisando el
discurso de principio al fin en perfecta lengua latina.
Hay
otro detalle. Los jóvenes universitarios tenían prejuicios sobre la idoneidad
del personal directivo para presentar un conferencista capaz de colmar las
expectativas del alumnado. Los prejuicios son fuente de errores y, a veces, muy
graves. Busca con objetividad la verdad, confrontando continuamente la
realidad.
* Enviado por el P. Natalio
La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
Texto del Evangelio:
En
aquel tiempo, muchos de sus discípulos, al oírle, dijeron: «Es duro este
lenguaje. ¿Quién puede escucharlo?». Pero sabiendo Jesús en su interior que sus
discípulos murmuraban por esto, les dijo: «¿Esto os escandaliza? ¿Y cuando
veáis al Hijo del hombre subir adonde estaba antes? El espíritu es el que da
vida; la carne no sirve para nada. Las palabras que os he dicho son espíritu y
son vida. Pero hay entre vosotros algunos que no creen». Porque Jesús sabía
desde el principio quiénes eran los que no creían y quién era el que lo iba a
entregar. Y decía: «Por esto os he dicho que nadie puede venir a mí si no se lo
concede el Padre».
Desde
entonces muchos de sus discípulos se volvieron atrás y ya no andaban con Él.
Jesús dijo entonces a los Doce: «¿También vosotros queréis marcharos?». Le
respondió Simón Pedro: «Señor, ¿a quién vamos a ir? Tú tienes palabras de vida
eterna, y nosotros creemos y sabemos que tú eres el Santo de Dios». (Jn 6,60-69)
Comentario:
Hoy
acabamos de leer en el Evangelio el discurso de Jesús sobre el Pan de Vida, que
es Él mismo que se dará a nosotros como alimento para nuestras almas y para
nuestra vida cristiana. Y, como suele pasar, hemos contemplado dos reacciones
bien distintas, si no opuestas, por parte de quienes le escuchan.
Para
algunos, su lenguaje es demasiado duro, incomprensible para su mentalidad
cerrada a la Palabra salvadora del Señor, y san Juan dice —con una cierta
tristeza— que «desde entonces muchos de sus discípulos se volvieron atrás y ya
no andaban con Él» (Jn 6,66). Y el mismo evangelista nos da una pista para
entender la actitud de estas personas: no creían, no estaban dispuestas a
aceptar las enseñanzas de Jesús, frecuentemente incomprensibles para ellos.
Por
otro lado, vemos la reacción de los Apóstoles, representada por san Pedro:
«Señor, ¿a quién vamos a ir? Tú tienes palabras de vida eterna, y nosotros
creemos» (Jn 6,68-69). No es que los doce sean más listos que los otros, ni
tampoco más buenos, ni quizá más expertos en la Biblia; lo que sí son es más
sencillos, más confiados, más abiertos al Espíritu, más dóciles. Les
sorprendemos de cuando en cuando en las páginas de los evangelios
equivocándose, no entendiendo a Jesús, discutiéndose sobre cuál de ellos es el
más importante, incluso corrigiendo al Maestro cuando les anuncia su pasión;
pero siempre los encontramos a su lado, fieles. Su secreto: le amaban de
verdad.
San
Agustín lo expresa así: «No dejan huella en el alma las buenas costumbres, sino
los buenos amores (...). Esto es en verdad el amor: obedecer y creer a quien se
ama». A la luz de este Evangelio nos podemos preguntar: ¿dónde tengo puesto mi
amor?, ¿qué fe y qué obediencia tengo en el Señor y en lo que la Iglesia
enseña?, ¿qué docilidad, sencillez y confianza vivo con las cosas de Dios?
Rev. D. Jordi PASCUAL i Bancells (Salt, Girona,
España)
Santoral Católico:
San Anselmo
Obispo y Doctor de la Iglesia
Nació
el año 1033 en Aosta (Piamonte, Italia) de familia noble y rica. En su juventud
quiso abrazar la vida monástica, pero no se lo permitió su padre. Estuvo
viajando por varios países, hasta que llegó al monasterio benedictino de Bec,
en Normandía (Francia), donde le cautivó la figura de Lanfranco de Pavía y en
el que ingresó. Estudió, se ordenó de sacerdote y enseñó teología. En 1078 fue
elegido abad y se consagró a la formación de los monjes en el camino de la
Regla y en el servicio de Dios. Visitó Canterbury (Inglaterra), donde estaba de
arzobispo Lanfranco de Pavía, y fue tal la impresión que dejó, que lo eligieron
para sucederle en 1093. Al frente de su diócesis tuvo que padecer mucho por
defender la libertad de la Iglesia en sus tirantes relaciones con los monarcas
ingleses, sufriendo dos veces el destierro. Fue un teólogo eminente y su amplia
producción literaria es importante para el desarrollo del pensamiento cristiano
en siglos posteriores. Es el prototipo del creyente que busca entender su fe para
dar razón de ella. Murió en su sede episcopal el 21 de abril de 1109.
Oración: Señor Dios, que has concedido a tu obispo
san Anselmo el don de investigar y enseñar las profundidades de tu sabiduría,
haz que nuestra fe ayude de tal modo a nuestro entendimiento, que lleguen a ser
dulces a nuestro corazón las cosas que nos mandas creer. Por Jesucristo,
nuestro Señor. Amén.
© Directorio Franciscano - Aciprensa
Palabras del Santo Padre Pío
"Siempre
humíllense amorosamente ante Dios y ante los hombres.
Porque
Dios le habla a aquellos que son verdaderamente humildes de corazón,
y
los enriquece con grandes dones."
Humor de sábados
Diario de una mujer a dieta
Querido
Diario:
Hoy
he comenzado a hacer dieta. Necesito perder 8 kg. El médico me aconsejó
escribir un diario donde debo colocar mi alimentación y hablar de mi estado de
ánimo. Me siento de vuelta en la adolescencia pero estoy muy entusiasmada con
todo. Por más que la dieta sea dolorosa,
cuando consiga entrar en ese vestidito negro maravilloso, va a estar todo
perfecto...
#
Primer día de dieta:
Un
pedazo de queso blanco. Un tazón de cereales diet.
Mi
humor está maravilloso. Me siento más liviana. Un leve dolor de cabeza tal
vez...
#
Segundo día de dieta:
Una
ensaladita rápida. Algunas tostadas y un yogur. Aún me siento maravillosa. La
cabeza me duele un poquito más fuerte pero no es nada que una aspirina no pueda
solucionar...
#
Tercer día de dieta:
Me
desperté en el medio de la madrugada con un ruido extraño... Creí que era un
ladrón, pero después de un tiempo me di cuenta que era mi propio estómago
haciendo un ruido que daba miedo... Tomé un litro de té... Estuve en el baño el
resto de la noche. Anotación: Nunca más tomo té de manzanilla.
#
Cuarto día de dieta:
Estoy
comenzando a odiar la ensalada. Me siento una vaca mascando pasto. Estoy medio
irritada. Pero creo que es el tiempo...
Mi cabeza parece un tambor... Mi compañera de trabajo comió una torta
alemana hoy en el almuerzo. ¡Pero yo resistí!
Anotación:
Odio a mi compañera de trabajo. Siempre fue una mala amiga.
#
Quinto día de dieta:
¡Juro
por Dios que si yo veo un pedazo más de queso blanco en mi frente, vomito! Mi
almuerzo, una ensalada, parecía reírse en mi cara... Necesito calmarme y
volverme a concentrar. Compré una revista para leer mientras almorzaba con
Pilar en la cafetería.
Anotación:
Me detuve mirando la carta del menú, tardé más tiempo del que me llevó comer la
ensalada. Era la promo de "Sólo Empanadas"...
#
Sexto día de dieta:
Estoy
muerta. No dormí nada por la noche. Y lo poco que conseguí soñé con un flan de
vainilla. Creo que hoy mataría por un pedazo de alfajor... en vez de ver
personas; por momentos veo porciones.
#
Séptimo día de dieta:
Fui
al médico. Adelgacé 250 gramos. ¡Es nada!. Toda la semana comiendo pasto. ¡Solamente
me faltó mugir y perdí 250 gramos!. El médico me explicó que es normal:
"La mujer tarda más en adelgazar, más a mi edad...". ¡El muy pillo me
llamó de gorda y vieja!
Anotación:
¡¡¡Buscar otro médico. Encima que es caro, no puedo dejar que me humille!!!
#
Octavo día de dieta:
Fui
despertada hoy por un pollo asado. ¡¡Lo juro!! Él estaba en la punta de la
cama, bailando cumbia.
Anotación:
Mis compañeros de trabajo me empezaron a mirar raro...
#
Noveno día de dieta:
Hoy
no fui a trabajar. El pollo asado me volvió a despertar, parecía una odalisca;
danzando la danza del vientre esta vez. Pasé el día en el sofá viendo tv. Creo
que existe un complot. Todos los canales pasaban recetas de cocina. Enseñaban a
hacer tarta de frutillas, lasagna y selva negra... ¡Todos comen!, pero la gorda
soy yo.
Anotación:
Comprar otro control remoto para la tv..., en un ataque de furia, lo tiré por
la ventana. Me siento como un poco nerviosa...
#
Décimo día de dieta:
Odio
a Pilar. Anotación: Cuando me miro en el
espejo; me noto una mirada "rara"...
#
Décimo primer día de dieta:
Pateé
al perro de mi vecina , se acercó moviendo la cola. Grité como una loca. El
cadete no entra más a mi oficina y las secretarias se tiran contra la pared
cuando yo paso.
Anotación:
Comprar cajas de carilina, noté que al estar en la pc. y pensar en porciones de
pizza , babeo el teclado.
#
Décimo segundo día de dieta:
Sopa.
Eructo ajo. Anotación: Nunca más juego póker con el pollo asado. El roba.
#
Décimo tercero día de dieta:
La
balanza no se mueve. ¡Ella no se mueve! ¡No perdí un mísero gramo! Comencé a
reírme a carcajadas... Asustado, el médico, sugirió un psicólogo. Creo que
llegó a decir psiquiatra o tratamiento. ¿Será porque yo lo amenacé con un
bisturí, cuando lo agarré de las solapas?
Anotación:
No vuelvo más al médico, el pollo cree que es un chanta, que lo único que hace
es sacarme el dinero...
#
Décimo cuarto día de dieta:
El
pollo me presentó unos amigos. El lomo es un intelectual; el buen vino, es muy
divertido y la tarta es un poco callada, con pinta de amarga. Jugamos a las
cartas hasta la madrugada.
#
Décimo quinto día de dieta:
¡Maté
a Pilar! La corté en pedacitos al igual que a todas las fotos de las modelos
súper flacas que tenía en mi casa...
Anotación:
El pollo y sus amigos están fastidiados conmigo. Comí un pedazo del Sr. Pan.
Pero fue en legítima defensa. ¡El me amenazó con un pedazo de salchicha!
#
Décimo sexto día:
No
estoy más a dieta. Me enojé con el pollo, me lo comí junto con el pan. Y
arremetí con la torta. ¡Ella realmente era una dulce!
Anotación:
Encontré una notita debajo de la puerta de entrada, es de mis compañeros de la
oficina, dicen que me visitarán en la Clínica.
Meditaciones de “Pequeñas Semillitas”
Si
te dices filósofo, no me hables de filosofía; muéstrame tu amor a la verdad.
Si
te dices teólogo, no me hables de teología; muéstrame qué significa Dios en tu
vida.
Si
te dices pensador, no me hables de lo que pensaron los pensadores; muéstrame
qué piensas tú.
Si
te dices político, no me hables de política; muéstrame qué haces por el bien de
todos.
Si
te dices bueno, no me hables de la bondad; muéstrame cómo amas.
Si
te dices creyente, no me hables de tu credo o de tu religión; muéstrame tu modo
de vivir
Cinco minutos del Espíritu Santo
Abril 21
"Ven
Espíritu Santo, ven Señor, glorioso, con una hermosura que ni siquiera se puede
imaginar. No permitas que yo adore cualquier cosa de la tierra. No dejes que me
llene de ansiedad detrás de las cosas de este mundo, porque ningún ser de este
mundo vale tanto, nada es absoluto.
Espíritu
Santo, cura mi ansiedad con tu mirada. Tú eres armonía pura. En ti no hay
aburrimiento ni ansiedad. Tú eres vida intensa y plena, pero al mismo tiempo
eres una inmensa serenidad. Por eso, si tú invadieras mi vida, mi ansiedad se
sanaría por completo.
Libérame,
Espíritu Santo, de todas las ataduras interiores que me llevan a la inquietud
interior, al activismo enfermizo y al desorden. Dios de paz, armoniza mis
pensamientos y mis energías.
Ordena
mi vida para que pueda vivir mejor en tu presencia. Sana la ansiedad que me
enferma, por querer lograr la aprobación de todos.
Derrama
en mí tu gracia para que pueda trabajar intensamente, pero sin ansiedades y
nerviosismos.
Ven
Espíritu Santo. Amén."
* Mons. Víctor Manuel Fernández
FELIPE
-Jardinero de Dios-
(el
más pequeñito de todos)
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